Porqué es verdad, los errores son imprescindibles en esta vida. Pero cada vez que caigas, que tropieces, levántate, por muy grande que sea la caída.
Rectificar es de sabios, así que no tengas miedo a equivocarte, a pedir perdón.
Y sí, es realmente cierto que uno no se da cuenta de lo que tiene, hasta que lo pierde. Porqué, ¿cuántas cosas has perdido por no darte cuenta? Yo, miles, tú? seguro que también.
Y a lo largo de esta vida, me he dado cuenta que nadie es perfecto. Me he dado cuenta que las personas que menos creía que me fallarían, me fallaron y más fuerte fue el golpe.
Yo, no soy perfecta, ni tú, ni nadie.
Por confiarme, por creer en aquellas personas, tropecé y lloré.
Porqué no quiero darme cuenta de las cosas, quiero ver pasarlo todo, como un rayo de luz. Pero, entonces, cuando frenas, ves aquellos detalles que se te escapan, ves aquellas cosas que antes no te daban ni la más mínima importancia.
Cometí errores imperdonables y aún así, me perdonaron. Tropecé dos mil veces con la misma piedra y no me quise dar cuenta.
Me advirtieron de los errores que estaba cometiendo, que sufriría y aún así, me hice la sorda. Quise confiar en mí o en ti, no estoy segura.
Porqué a veces, cuando escuchas esas palabras que te duelen, te haces la sorda, porqué no quieres oírlas, quieres creer que no es cierto. Cierras los ojos y sigues, y no te das cuenta, que por allí, hay miles de piedras.
Porque cuando alguien a quien quieres se te va, intentas detenerlo con las manos, y esperas poder atrapar así también su corazón. Pero no es así. El corazón tiene piernas que no ves.
Al ver ir esa persona, lloras. Porqué tu corazón te pide a gritos esos llantos, esas ganas de salir de allí.
Soy muy cabezota, lo admito. Si dices verde y yo creo que es rojo, lucharé por tener la razón, pero eso sí, si me equivoco, lo admito y rectifico.
Porqué antes solo me preocupaba por lo que la gente pensase de mí. Me dedicaba a pasar desapercibida, a agachar la cabeza y salir de ahí. Me limitaba a sacar las notas más alta de la clase y a ser feliz a raíz de ello... Pero, me di cuenta, que no tiene nada que ver, que sacar un 6 no es el fin del mundo, que por decir lo que piensas nadie te va a comer. Y entonces, me prometí vivir la vida al máximo, reír, saltar, sonreír, decir lo que pienso, gritar y si hace falta, romper en lágrimas, pero luego, levantarme y decir: -Sí, ya estoy bien. Me di cuenta que la gente que te quiere, estará ahí, a tu lado y que aunque se vaya, si te quiere, volverá.
No me voy a pasar la vida buscando la felicidad, voy a vivirla ahora, lo que tenga que hacer, lo haré lo mejor que pueda. Creeré en mis sueños, y lucharé por lo que quiero.
Porqué me he caído y me he levantado. Me he equivocado y he rectificado. Me he dado cuenta que la vida no es un cuento de hadas, que para llegar a la meta más alta, hay que luchar. Y que aunque te critiquen y te pongan etiquetas, tiene que sudártela, sí, sudártela, porqué lo que tú hagas, es cosa tuya, no de los demás y a partir de ahí, cuando tengas las cosas claras o al menos empieces a tenerlas, seas capaz de tener la cabeza alta y reír, podrás ser feliz.
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