lunes, 8 de agosto de 2011
un diecisiete de marzo, en un faro.♥
Él es idiota, él es gracioso, cariñoso, infantil, alegre, detallista, especial, Aunque a veces cariñoso, simpático, dulce, tiene manías que no puedo soportar. No he contado las veces que me ha dicho te quiero, pero sé que son muchas. Ve lo bello de la vida en donde nadie más lo puede ver. Siempre está ahí, en cada momento, a mi lado. Es la única persona que sabe sacarme de quicio. No me hace falta ser fuerte, él lo es por mi. No permite que llore. Ni el cristal más fino se asemeja a lo transparente que puede llegar a ser cuando lo miro a los ojos. Hizo que mis latidos tuviesen sentido y por cada lágrima, él tiene preparada una palabra para poder callarlas. Él espera, nunca abandona. Él siempre está ahí, en el momento más inesperado pero necesario. La primera vez que le conocí me voy a acordar siempre. Aunque no lo admita, se preocupa demasiado por todo. Soy orgullosa, y él cabezota. Pero si no es con él, ni él es conmigo, que esos latidos se paren, porque ya no tendrían sentido. Que otros le llamen de todas las maneras que existan; raro, precioso, sencillo, complicado, difícil, doloroso, verdadero o lamentable. Todas las personas de este planeta lo llamarían de cualquier otra forma, pero siguen pasando los días y sigo sin encontrar la definición exacta de esto... Y no hay nada que se pueda definir mejor. Es inútil intentar que todos lo comprendan, porque nunca fue necesario definir un sentimiento tan pequeño, pero a la vez tan grande. Sólo hace falta sentirlo.
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