miércoles, 20 de julio de 2011

Viajar, irte donde quieras. Desconectar de la rutina de tus días, de tu alrededor. Elegir destino. Y volar. Sentirte libre, muy libre. Sentir que no tienes ataduras, que eres ciudadano sí, pero del mundo. Ir de un lado a otro déste. Conocer gente, gastronomía, idiomas, monumentos. Cientos de culturas conviviendo bajo el mismo techo, en este caso el cielo. Fotografiar todo lo que ves, todo lo que te gusta, o te disgusta. Ver miles de paisajes preciosos que no hace falta fotografiar, quedarán en tu retina para siempre. Viajar, placer de aquellos inconformistas que buscan ver más allá de cuanto los rodea.

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