Ellas. ¿Quién si no? Fueron y serán las que siempre han estado ahí. No ha hecho falta llamarlas nos conocemos tanto que con una mirada reaccionamos ante la situación. Creo incluso que debería darles las gracias. Gracias por las veces que hemos llorado juntas, porque eso demuestra lo que podemos confiar las unas en la otras. Gracias por cada momento que hemos vivido porque sin ellos mi pasado no tendría el sentido que tiene. Gracias por cada risa. Gracias por cada tarde juntas o cada momento embarazoso. Gracias por haber plantado en mi memoria cada recuerdo para que nunca se me olvide la razón de mi existir. Gracias por formar parte de mis pensamientos, alegrías, lloros, tropiezos, bajones.. Gracias, sí exacto, gracias por ser vosotras parte de mí.
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